Ecuador vive una situación que se remonta a las épocas más tristes del país. En los últimos días se han registrado una serie de ataques violentos tanto en las calles como en las cárceles. Algunos casos fueron sumamente preocupantes, como la interrupción de un programa televisivo por un grupo de hombres armados y con pasamontañas.
Las prisiones ecuatorianas se han convertido en un foco de delincuencia. En los últimos meses, se han registrado varias masacres en las cárceles, en las que han muerto cientos de presos, así como la escapatoria de Adolfo Macías, líder de la banda criminal Los Choneros.
Las causas de la violencia en Ecuador son complejas y multifactoriales. La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la economía del país, lo que ha llevado a un aumento de la pobreza y que se tradujo en acciones delictivas, especialmente a la del narcotráfico (el tráfico de cocaína aumentó considerablemente en los últimos años). La situación mantiene en vilo a la población y al presidente Daniel Noboa.
¿Qué planea hacer el gobierno de Noboa?
En 2023 los asesinatos violentos (poco más de 8000) duplicaron a los del 2022. En respuesta a estos preocupantes números, el gobierno ha declarado un estado de emergencia por 60 días. Esta medida incluye un toque de queda nocturno y patrullas militares, incluso en las cárceles, a la vez que contará con nuevas unidades de inteligencia, armas tácticas, nuevas prisiones de alta seguridad y un mayor control. Para ello, Noboa anunció una inversión de 800 millones de dólares (200 serán aportados por Estados Unidos) en el llamado “Plan Fénix”.
El futuro de la situación en Ecuador es incierto. Es posible que la violencia continúe, o que el gobierno (que a diferencia de su antecesor, Guillermo Lasso, cuenta con mayoría en la Asamblea Nacional) logre controlarla. Explosiones, muertes de inocentes y policías secuestrados hoy son moneda corriente en el país.